Me pregunto tu nombre. Confieso, no es la primera vez.
Te he visto solo un par de veces y creo poder recordarte en cada una.
Sobre todo aquella, mientras caminando de salida tu llegabas.
Seguro nuestros ojos se conocieron. Mi alma sonrió y mi rostro, permaneció seco.
¿Qué pasa?. Es que pensé en sonreír y mi cara no responde.
Culpé a la ciudad entera. Culpé su forma de vida por habermela robado.
Con su ruido y tráfico; su estrés y contaminación.
Por su gris e indiferencia entre la gente por las calles.
Me lamente por la falta de hábitos como poderle sonreír y desearle un buen día a cualquiera. Entre tanta gente a ti.
(Con el paso del tiempo crecemos y olvidamos tanto).
Recuerdo haber guardado silencio; cerrar los ojos y verte pasar.
Recuerdo un largo suspiro que terminó en sonrisa que prometí guardarte.
Y aún me pregunto tu nombre...
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